Paisaje nocturno de La Mancha

La Mancha es tierra de grandes artistas plásticos, unos conocidos y otros anónimos pero no por ello menos grandes. Alguien dijo que hay tantos artistas porque es una tierra sin paisajes y hay que inventárselos. No estoy de acuerdo. Es la tierra de los paisajes cambiantes, de los paisajes geométricos, de los paisajes coloristas. Color y geometría que cambian con cada estación del año e incluso con cada hora del día.

Olivares, viñedos, encinares, trigales, lagunas, montes, volcanes, molinos, castillos… se combinan de cien maneras, componiendo cuadros que están pidiendo ser pintados. De hecho, son cuadros ya pintados que el fotógrafo siente como si los recortara con su cámara.

Esta imagen en concreto la «robé» cuando regresaba de las Tablas de Daimiel, pensando que ya había terminado mi trabajo por ese día. La cámara y el trípode ya dormían plácidamente en sus fundas, pero apareció este paisaje en el horizonte y los tuve que poner a trabajar de nuevo.